Entrevista a Cristián Suárez: el reto de la accesibilidad universal para las personas con discapacidad
Cristián Suárez es consultor de accesibilidad universal de las personas con discapacidad.
Charlamos con él sobre los desafíos a los que se enfrentan diariamente las personas con discapacidad, ya sea física, visual o intelectual, y cómo podemos ayudar a que lleven una vida lo más independiente posible.
“La accesibilidad universal es un beneficio para todos, no solo para las personas dependientes”
A pesar de las dificultades se considera un guerrero y un optimista por poder ir avanzando pasito a pasito en los temas de la accesibilidad universal de las personas con discapacidad. Al preguntarle por “¿Cómo estás?” nos dice “Vamos, que no es poco” y con esa energía empezamos la charla.
¿Qué barreras se encuentran las personas dependientes en su día a día?
Si te digo la verdad, las barreras son más mentales que físicas. A nivel arquitectónico cada vez habrá menos barreras, pero socialmente aún nos queda mucho camino por recorrer.
Siempre digo que mi labor como consultor es más pedagógica que otra cosa, para concienciar a la sociedad de que la accesibilidad universal de las personas con discapacidad es un beneficio para todos. Hoy soy yo, pero quién te dice que mañana no tienes un desafortunado accidente y ves limitada tu movilidad durante un tiempo determinado.
En ese momento te darás cuenta de esa realidad paralela en la que vivimos las personas con discapacidad, sin rampas, sin ascensores, sin fáciles accesos a las viviendas.
¿Qué es lo primero en lo que te fijas al entrar en una vivienda?
Obviamente, lo primero es ver las facilidades u obstáculos para acceder a ella (tipo de acceso, puertas, portero automático, rampa, ascensor, sin escalones).
Una vez dentro, mi mirada se va directamente al baño para comprobar si está adaptado, eso es fundamental, y ya luego me paseo por la cocina para ver si cumple con los estándares de altura y con los cajones abatibles que me permitan “moverme” de forma independiente.
¿Qué se debe hacer y cómo para que puedan hacer una vida «normal» en sus hogares?
(Cristián hace una pequeña mueca con los ojos antes de responder).
Mira, siempre hay barreras que impiden hacer una vida normal. Me gusta más hablar de poder hacer una vida lo más independiente posible, y no que me cueste veinte minutos abrir una puerta como me pasó el otro día en una sucursal bancaria.
La accesibilidad universal está reconocida por la Constitución e incluida en varias leyes. ¿Crees que hay suficientes ayudas? ¿Los arquitectos, promotores y empresas de reformas están concienciados con la accesibilidad?
Sinceramente, hay que avanzar mucho más. Las subvenciones son pocas y no cubren el elevado coste que tienen las adaptaciones físicas y tecnológicas en las viviendas.
Desde mi propia experiencia, como discapacitado y consultor, lo más importante es poner en marcha un Plan de formación continua para que estos “actores” tengan en cuenta las diferentes necesidades, ya que no es lo mismo lo que necesito yo, que lo que necesita un discapacitado visual o intelectual.
Mi principal labor (que podéis consultar en mi página web) es difundir las problemáticas de estos colectivos y concienciar a la sociedad para que nos faciliten la independencia.
En este sentido es necesario que la normativa tenga un desarrollo más amplio, ya que no abarca toda la realidad.
En cuanto a la vivienda, ¿cómo se mide el grado/nivel de accesibilidad? ¿Qué parámetros hay que tener en cuenta?
Yo me baso en la Ley 51/2003 de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (LIONDAU) que es la que marca todos los parámetros de accesibilidad de las viviendas.
Precisamente en mi blog dedico un artículo a analizar los requisitos básicos que debe cumplir una vivienda para poder considerarla accesible a nuestros niveles (puertas de acceso, agarradores de paredes, pasillos, suelos, etc.).
Además, desde la consultora “Dependientes Independientes” hemos lanzado encuestas para los usuarios y sus familias para ampliar esa fotografía y ver con qué problemas se enfrentan diariamente en sus hogares, dependiendo de cada discapacidad.
¿Qué crees que puede hacer la tecnología/domótica para alinearse con las necesidades de los dependientes?
(A Cristián se le iluminan los ojos ante esta pregunta)
La domótica es el futuro para todo esto. Ojalá en unos años podamos abrir las persianas o hacer funcionar los dispositivos electrónicos de la casa solo con una mirada y que nos pueda dar esa independencia que tanto anhelamos.
El gran problema es el elevado coste que tiene actualmente domotizar las viviendas, aunque soy consciente del gasto que supone el desarrollo de innovaciones.
Necesitamos más tecnología low cost, asumible para más bolsillos, para nuestro día a día como la que ofrecéis en Qvadis.
Cualquier ayuda tecnológica que podamos tener es una liberación física y mental para nosotros, y un paso más para llegar a esa independencia que soñamos.
En Qvadis lanzamos el telefonillo inteligente para mejorar la calidad de vida y seguridad de las personas. ¿Qué te parecen estas soluciones de ayuda?
Este tipo de soluciones son perfectas porque nos empoderan. Poder responder al portero automático con el móvil y abrir el portal sin prisas nos da la vida. Me estaba acordando de mi antiguo piso en el que ni siquiera llegaba al portero, imagínate la calidad de vida que hemos ganado solo con ese clic.
¿Qué otras mejoras tecnológicas adaptarías a las viviendas para que podáis llevar una vida más independiente?
Sería un gran avance poder controlar la iluminación, la apertura de persianas, ventanas y puertas a través de un dispositivo inteligente, y que fuera low cost.
Coincidiendo con la pandemia y las medidas de prevención, el acceso por código QR está en auge, aunque sigue siendo necesario hacerlo más universal para los discapacitados visuales que tienen problemas con el patrón de colores.
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Cuando nos despedimos nos comenta que su mayor sueño sería quedarse sin trabajo, señal que la accesibilidad universal ya no es una asignatura pendiente sino una norma habitual para todos.