Smartwatch, smartphone, smarttv, smart view, smartring o Smart city. Parece que si no eres Smart, no existes.
A casi todo se puede unir ya el concepto “Smart”, es decir, inteligente, relacionado con el uso de la tecnología y la recopilación de datos para mejorar la eficiencia, comodidad y autonomía de los usuarios.
¿Recuerdas una serie de finales de los años 60 protagonizada por el cómico inspector Maxwell Smart? Se llamaba “Superagente 86” (Get Smart en inglés) y su teléfono de última generación era un zapato, igualito que James Bond.
Dejando la ficción aparte, hoy queremos hablarte de otra realidad. La innovación para mejorar la accesibilidad de las ciudades, la calidad de vida de sus habitantes y promover la sostenibilidad. Es lo que hoy en día llaman #SmartCity.
¿Por qué crees que cada vez más ciudades, pequeñas y grandes, quieren obtener el calificativo de inteligente? El objetivo de las Smart cities es utilizar la tecnología para la gestión eficiente de servicios públicos como el alumbrado, la recogida de basuras, el aparcamiento, la contaminación o el riego de los parques y jardines.
Santander, la capital cántabra, con 172.000 habitantes, se ha convertido en uno de los símbolos de este movimiento Smart tal y como puedes comprobar en esta web (en inglés).
Al principio del post comentábamos que este tipo de soluciones tecnológicas mejoran la calidad de vida de los ciudadanos. ¿En qué aspecto?
La teoría original es diseñar las urbes para adaptarlas a los requerimientos y necesidades de sus habitantes y visitantes, teniendo en cuenta su diversidad.
Sí, nos referimos a hacerla accesible e inclusiva para todos los públicos y a todos los niveles (urbanísticos, administrativos, servicios, ocio, vivienda o movilidad.. entre muchos otros.). Es lo que llaman “Smart Human City”, una ciudad que asegure el bienestar global de toda la población, en especial a los que se encuentran en riesgo de exclusión.
Una ciudad inteligente e inclusiva se basa en los conceptos de accesibilidad universal, igualdad y flexibilidad.
Esta etiqueta está íntimamente relacionada con el conocido como Internet de las Cosas (Internet of Things) que favorece la gestión automática y eficiente de las infraestructuras y servicios urbanos y repercute en:
El gran desafío de las ciudades inteligentes es sacarles el máximo partido a las TIC para que su infraestructura y servicios públicos estén diseñados para todos los ciudadanos, teniendo en cuenta su diversidad.
¿Cómo hacerlo? Ofreciendo servicios más eficientes e interactivos y una atención adecuada y personalizada cumpliendo los parámetros de accesibilidad universal.
Es lo que la Fundación ONCE ha bautizado como Ciudad Inteligente Accesible A+ (Smart City A+), un espacio urbano que es capaz de escuchar y de comprender lo que está pasando en la ciudad.
¿En qué se basa un Smart City A+? Para conseguir esta valoración, los servicios que proporcionen las ciudades deben ser:
Hace unos años la Fundación ONCE creó la aceleradora “espacIA” con el objetivo de impulsar proyectos sociales destinada a las personas mayores o con diversidad funcional, y que permitieran alcanzar la soñada Smart Human City.
Algunas de estas iniciativas giran alrededor de la ayuda a la movilidad en transporte público, localización de plazas de aparcamiento accesibles o de orientación en entornos urbanos.
En esa misma línea de mejorar la accesibilidad de las personas a las viviendas y oficinas, hace poco más de un año lanzamos el telefonillo inteligente Qvadis® One que te permite acceder y dar acceso al portal de tu casa o negocio a través del móvil, controlar las luces y enchufes de casa y muchas otras cosas.
Para que te hagas una idea de las ventajas de nuestro dispositivo, y si te interesa, puedas contactarnos en este enlace, te diremos que:
La sociedad apuesta por la accesibilidad a través de la tecnología Smart City y nosotros te la llevamos a casa con el telefonillo inteligente.